Postal ministerial

Esto es: ,

La geografía del edificio está concienzudamente organizada. Segmentada para que quepan más escritorios. Jerarquizada para que las personas “importantes” no estén a la vista de cualquiera. Incómoda para que no den ganas de quedarse.

Quedarse y esperar es la receta para los visitantes. Esperar mientras la secretaria amable te dice que, la persona importante, “en un ratito te atiende”. Esperar mientras la otra secretaria te pregunta “¿estás atendida?”. Quedarse a decir “buen día” a otro empleado que pasa. Y a otro. Otro más. Un buen día más y ya se van llenando los escritorios de empleados y empleadas. Cada uno con sus computadoras que delatan, en el mejor de los casos, los títulos del Río Negro de la mañana. Los teléfonos que apenas suenan.

¡Qué relajada parece la jornada laboral en este Ministerio! Pareciera que el tiempo sobra. Será por eso que una secretaria aprovecha y levanta el tubo del teléfono estatal para pedirse un turno con el médico. O que otra comenta lo bien que se siente ahora que empezó a tejer bufandas. Mientras, el mozo del edificio va y viene con bandejas de café caliente a pedido. Es que trabajar así sin nutrirse de un buen desayuno debe ser agotador.

Y el tiempo pasa y las tazas se vacían mientras el o la visitante espera. Y se queda. Le han advertido o sabe –por buen conocedor o conocedora– que en esta patria burocrática no hay que rendirse. Se morderá la lengua con indignación ante el cotorreo relajado de los empleados; responderá con cara de poker al mal humor que emergerá de las secretarias cuando entiendan que las fórmulas de “en un ratito te atiende”, “fue al baño”, y “está ocupadísimo” no funcionan; aguantará las miradas de reojo ante el llamado del superior preguntando “¿sigue ahí?”. Pero el o la visitante esperará.

Entonces, si tiene suerte, su paciencia será recompensada. Si no, tendrá que volver otro día y seguir esperando. Aunque si lo piensa dos veces, si canaliza su irritación hacia terrenos productivos, se avivará. Y la próxima vez que deba pisar alguno de estos paraísos de mediocridad estatal, llevará consigo un currículum para dejar en Mesa de Entrada. Por las dudas.


Comments (2)

Es genial Andre!!! Mejor expresado imposible!! Te felicito me gusta mucho tu blog y es una buena recomendación para tener en cuenta que, aunque la indignación sea mucha, nunca hay que bajar los brazos!

La verdad que no sé a cuál de todos los ministerios ha ido usted señorita, pero haciendo repaso de sus anécdotas, mejor dicho "agua fuertes" (correntosas) que usted ha venido escribiendo en el tiempo, sólo hace eco una conclusión en mi cabeza:
De la gente que anda a la mañana, podemos encontrar entre ellos a estos prospectos de "trabajadores" que més q correr apurados a una jornada de explotación, explotan una estructura en la cual supuestamente estan para ayudarnos y terminan des-ayudandonos. Generalmente, son "es@s" trabajador@s, l@s que defienden el órden de las cosas como son, porque ell@s se encuentran sumamente cómod@s en ese germinadero de burocratas y ladron@s de guante blanco satinado. Porque sus supuestos "jef@s"* les dieron el día cuando se encontrron infectad@s con el virus albi-celeste. Es más, hasta si les pusieron TV de pantalla plana, para ver partidos mundiales.
Entonces, un7a "cualquiera" va a ese Ministerio, o a cualquier otro, ministerio que por ser estatal, resulta que es tan mio como suyo, pero un@ se siente incómod@, como si fuera un/a untrus@. Como bien explica usted, señorita, la dinámica de esos lugares está diseñada para que así sea. Y no se va a encontrar con una espera placentera, o por lo menos, menos irritante. Al menos en la calle, espacio tan público como ése ministerio, puede llegar a tener un/a malabarista que nos distrae entre semaforo y semaforo, o en el viaje de un colectivo... Pero no, no en un Ministerio ni otro edificio estatal. Y entonces, esa irritación que nos ofrecen esos edificos, viene de la mano con la que nos brindan l@s emplead@s (si, emplead@s) que se ponen la camizeta del otro bando, y casi sacandonos la lengua, nos dicen... "Un momentito por favor. ¿a qué viene? " Como si tuvieramos que pedir permiso a ell@s primer@s. Porque es una molestia que un@ esté ahi, vigilandol@s en su hacer nada, en su chateo permanente, en su mate chismoso y en su burocracia explícita. Me pregunto.. cuando se corta la luz, se van a casa no? Ya no les queda qué hacer....
Y en esta irritada conclusión, desemboco en otra casi sin darme cuenta... al ministerio, no le harían bien unos grafitis???

*En realidad, como nosotros el resto de los ciudadanos explotados como manda las de la ley somos sus jefes, ya que somos los que pagamos sus sueldos.


Desde ya, gracias por llevarnos de la mano "encubiertamente", en un recorrido lógico tan placentero. Fue a propóstio, no???
Anonim@


pd, hasta asteriscos tiene este post!

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