La cara del arroba

Esto es: , , , ,

Dicen los manuales de periodismo que para que un acontecimiento sea noticia debe cumplir con alguno de estos tres requisitos mínimos: ser novedoso, relevante para la audiencia, ser interesante. 

Bueno, éste cumple, al menos, con el primero.

Desvirtualizar no es una palabra que figure en el diccionario de la RAE. Es un concepto nuevo, inventado en la urgencia por nombrar la realidad del ahora, de lo que nos está pasando. Se sabe, en teoría de la comunicación: las cosas no existen sino hasta que son nombradas.

El término aludido cobra sentido en este mundo emergente cuando se decide abandonar la interacción mediada por tecnología y llevarla al plano tangible. Al cara a cara a veces devaluado, a veces hecho a un lado por comodidad, por distancias, el ímpetu de lo nuevo.

Dicen por ahí que no se trata de despojar al interlocutor de su faceta virtual -y agrego que tampoco se trata de conocer al "verdadero"-, sino de completarlo. Agregar la cuota de contacto físico "real" que, como seres sociales, necesitamos.

Es en un gesto, una mirada, un beso en la mejilla, una birra compartida que el proceso de desvirtualización rinde sus frutos, culmina (culminación como alcanzar el punto álgido de una cosa, no necesariamente terminar), arrebatando el arroba por una sonrisa.

Mucho de eso hubo un miércoles, en un bar de mesas "afuerita" con el peso de enero y sus más de 30° C nocturnos en Neuquén. Una primera sensación de "raro" que se diluyó al advertir que las personas que gesticulaban y prestaban voz a los antes avatares estáticos eran los mismos con quienes se ha establecido una cotidianidad de "verlos" -¿leerlos?- casi todos los días.

Desvirtualizar no quita el misterio -por si algún ortodoxo y ortodoxa tiene la duda-. Es hasta recomendable. Dejar el chat, el mensaje, extender los 140 caracteres y cambiarlos por un par de horas de conversación.

Y para alguien que llegó a Twitter por obligación, pero que se quedó por decisión propia, es una razón bastante convincente para seguir estando.



Comments (2)

Lo que me alegra, es que al final Walle (si la peli infantil) no nos va a llegar. Siempre se puede ir más allá de la pantallita.

("La Deda")

Y vos podés creer que no he visto esa película!? Mal de mí..

Gracias, Dedita, por comentar!

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